Día de muertos en Oaxaca: Teotitlán Del Valle
El Dia de muertos en Teotitlán es una de las fechas más esperadas y sagradas del año, a diferencia de otros lugares, no es un dia para festejar entre bailes alegres, es más bien un dia de culto hacia nuestros ancestros zapotecas, donde la conexión espiritual que tenemos con ellos se puede percibir más fuerte, ya que vienen a visitarnos desde el Mictlán (en náhuatl “lugar de los muertos” hace referencia al inframundo) y tenemos la oportunidad de expresarles a través de nuestras ofrendas nuestro cariño y agradecimiento por todo lo que en vida hicieron por nosotros.
Se cuenta que ellos se preparan para su llegada desde el mes de octubre, y al igual que ellos nosotros también lo hacemos. Nuestro corazón se llena de nostalgia al recordar cada momento que vivimos con ellos, con los que alcanzamos a conocer, pero al mismo tiempo también de alegría porque sabemos que estarán una vez más aquí con nosotros y aunque no sea posible verlos es posible sentir su energía. Por lo tanto, días antes del 1 de noviembre comenzaremos con los preparativos.
Lo primero que acostumbramos a preparar es el delicioso chocolate, en Huella Carmín contamos con Julissa, mi hermana que es la chocolatera del taller, días antes se tuesta el cacao en un comal de barro,y después se pela uno por uno, entonces se lleva al molino donde se mezcla con cacao y azúcar, una vez que está hecho polvo, ya en casa se junta en charolas rectangulares y se corta en cubos, se deja secar y ya que se endurece está listo para elaborar el rico y tradicional chocolate que será parte de nuestra ofrenda.
La flor de cempasúchil es la flor más representativa del día de muertos en la mayor parte del país y del estado, sin embargo, nosotros en Teotitlán del Valle no ocupamos esta flor, en este esperado día. Utilizamos una flor conocida aquí como Flor de Muerto, en zapoteco Guíe Tugul, crece de forma silvestre y perfuma los campos del pueblo con su peculiar aroma, ya por el 30 de octubre nos organizamos en la casa para ir a traerla al campo, hay quienes van a traer para venderla en el mercadito del pueblo, nosotros solo la traemos para nuestro consumo, disfrutamos mucho de esta actividad porque también nos permite desconectarnos un rato de la rutina, siempre es bueno respirar aire fresco.
El día 31 de octubre, nos organizamos en la familia para ir a hacer las compras en el mercado tradicional del pueblo Es un mercado lleno de vida, color y aroma, donde los pasillos se adornan con las personas que venden la tradicional flor de muerto, frutas que servirán como ofrenda, cañas, jícamas, mandarinas y demás, y el agradable olor del exquisito pan de muerto recién horneado.
Como el 31 es el dia de los difuntos angelitos, aquellos que se marcharon de este mundo siendo bebés o niños, en casa ponemos un altar chiquito para ellos, se compra también pan chiquito, tacitas de chocolate pequeñas, y mi abuela tenía la costumbre de poner dulce de manzanita (tejocote), es un postre de color rojo carmin, muy delicioso, y nosotros lo seguimos haciendo.
El día 1,nos levantamos muy temprano para terminar de hacer las compras si es que nos faltaron algunas cosas, luego de comprar todo disfrutamos de un rico desayuno.
Seguimos con la preparación de los tamales de amarillo con hoja de milpa, este es el platillo tradicional para los fieles difuntos, elaborar los tamales es todo un proceso que mi mamá comienza desde un dia antes, pone a cocer el maíz con cal, que se conoce como nixtamal, para que en la mañana del dia primero este listo para llevarlo al molino y asi se obtiene la masa. Esta masa se utiliza para preparar el amarillo de pollo y para hacer los tamales. Para esto también se pone a cocer el pollo, se muele el chile guajillo con otros ingredientes para que se elabore el amarillo de pollo, todos estos ingredientes se muelen en el metate ancestral de piedra, ya que le da un sabor mucho mas rico que si se moliera en licuadora. La hoja de milpa también se lava para que esté lista para envolver los tamales.
Mientras nosotros hacemos las compras mi mamá y mi hermana preparan todo esto para que al terminar de desayunar tengan listo la hoja, el amarillo y la carne de pollo, y ahora sí, se pueden preparar los tamales, que deberan estar listos antes de las 3 de la tarde. se ponen a cocer en una tamalera en el brasero y en lo que se cosen nos apresuramos con mucho entusiasmo y nostalgia a preparar el altar.
En nuestro altar colocamos todas las ofrendas que se compraron, la flor de muerto que tradicionalmente se coloca debajo del pan, colocamos nuestras frutas, naranjas, manzanas, mandarinas, jícamas, también ponemos nueces y cacahuates, y a las 3 de la tarde estamos listos para recibir a nuestros queridos difuntos.
Se prende una vela y se les recibe con incienso como símbolo de respeto y beatitud, también se utiliza para purificar la energía del hogar. Al mismo tiempo se pueden escuchar los cuetes y la campana de la iglesia comienza a sonar, es una tradición que los sacristanes de la iglesia toquen las campanas a partir de ese momento hasta que se van nuevamente que es el día 2.
Después de recibirlos, comenzamos a atender el altar, quiero decir que es hora de colocar en nuestro altar el plato fuerte, no sin antes llevarles una copita de mezcal y su cerveza, entonces ya se le puede colocar los deliciosos tamales que se prepararon especialmente para ellos, tortillas, sal, junto con un vaso de refresco o agua de sabor.
Otra de nuestras tradiciones para este día será visitar a los difuntos de nuestros familiares más cercanos y compadres, les llevaremos unas piezas de pan de muerto con unas piezas de chocolate, envueltos en una servilleta de manta, junto con una vela larga y flor de muerto. Al llegar a la casa de la otra familia se colocan en su altar y después se tiene un momento de convivencia, deleitando nuestro paladar con un chocolatito caliente, pan y una copita de mezcal. Y como a veces se tiene mucha familia, habrá que ir a visitar a cada uno de ellos, por lo que el estómago termina más que satisfecho.
Ya estando en casa como eso de las 7 de la noche de igual forma daremos de cenar a nuestros difuntos, llevando al altar su tazita de chocolate preparado y su pan.
A la mañana siguiente se sigue atendiendo a los fieles difuntos, para el desayuno se les lleva primero su taza de chocolate con pan, después un plato de comida que podría ser cazuela de pollo o higadito, y su taza de atole blanco.
Para la tarde antes de que regresen a su lugar de descanso, se les prepara una comida, nosotros por lo regular prepramos mole negro con pollo, esta comida deberá estar lista y llevarse al altar como a las 2:30 de la tarde, a esa hora tambien nos sentamos nosotros a comer para compartir con ellos, despues de esto es hora de despedirnos nuevamente, ellos se marchan a las 3 de la tarde y los despedimos de igual forma con incienso, cuetes y repiques de campana.
Nuestros fieles difuntos se han ido nuevamente y regresan a su lugar de descanso, así que iremos a visitarlos al cementerio, es tradición que todas las personas que tienen a sus seres queridos descansando ahí, los visiten esa tarde y entre flores y ofrendas el lugar se siente más vivo que nunca. Nosotros visitamos principalmente la tumba de nuestros abuelos, Pantaleón Vásquez y Julia Hernández, quienes nos enseñaron directamente todo lo que hoy sabemos y gracias a ellos podemos seguir compartiendo con ustedes.
Ahí convivimos un rato, degustamos de frutas, mezcal y así es como se termina esta fecha tan importante para nosotros, y a esperar un año más para volver a tener la visita de nuestros fieles difuntos.